Se puede elegir cualquiera de los accesos a San Miguel de Tucumán y el paisaje será parecido. Lo lamentable de ello es que pone en duda que sea verdaderamente “El Jardín de la República”. La basura es una bofetada a los ojos. No solo papeles y cartones, las bolsas y botellas de plástico se disputan la supremacía y se lucen en los cursos de agua. La contaminación llega al aire durante la zafra. El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, instituido por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, cuya meta es sensibilizar a la opinión pública respecto de la necesidad de preservar y mejorar el medio ambiente. En ese día se inauguró, en Estocolmo en 1972, la Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente Humano, en la que se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Este año, la campaña del organismo internacional exhorta a los gobiernos, la industria, las comunidades a unirse para reducir urgentemente la producción y el uso excesivo de plásticos desechables que contaminan los océanos, dañan la vida marina y amenazan la salud humana.
Según la ONU, cada año, el mundo usa 500 mil millones de bolsas de plástico; unas 8 millones de toneladas de plástico terminan en los océanos. En la última década, se ha producido más plástico que en todo el siglo pasado. El 50% del plástico que usamos es de un solo uso o desechable; compramos un millón de botellas de plástico por minuto. El plástico constituye el 10% de todos los residuos que generamos. Desde la invención de la baquelita en 1909, hasta los desarrollos actuales, casi todos los plásticos sintéticos derivados del petróleo tienen la propiedad de ser excesivamente perdurables, de difícil degradabilidad en el medio ambiente.
Hace unos días, la Comisión Europea presentó una propuesta para prohibir la vajilla y cubiertos desechables de plástico, los sorbetes, los palos para sostener globos y los bastoncillos para los oídos, con el objetivo de combatir la enorme contaminación de los océanos con este material. El organismo afirma que se deben tomar medidas para proteger los océanos, que reciben al año 500.000 toneladas de basura plástica; más del 80% de la basura de los mares es plástico, con consecuencias nefastas para peces, aves y seres humanos. La Unión Europea produce alrededor 26 millones de toneladas de basura plástica al año, de la que menos del 30% se recupera para reciclar; el resto termina, en su mayor parte, en los basurales o volcado al medio ambiente.
En un intento por desterrar las populares bolsas de polietileno, en enero de 2017 entró en vigencia la ordenanza municipal que prohibía su uso; se permitían solo las de polietileno oxo biodegradables, de papel, de cartón, y de cualquier material que tuviera polipropileno o algodón. Si bien la iniciativa era elogiable, el problema de la contaminación debe ser abordado con una política ambiental integral que abarque toda la provincia y que parta de la educación. Si desde temprana edad enseñamos a los chicos a cuidar la casa de todos, posiblemente las próximas generaciones sean las mejores defensoras del medio ambiente porque de su buena salud depende la vida.